La Importancia de la Posición y la Intensidad del Estiramiento.Una Revisión Sistemática

Nikos Apostolopoulos1, George S. Metsios1, Andreas D. Flouris2, Yiannis Koutedakis1,2, Matthew A. Wyon1,3

1 Centro de Investigación de Rendimiento, Ejercicio y Deporte, Instituto Deportivo, Universidad de Wolverhampton, Walsall, UK
2 Departamento de Ciencias del Ejercicio, Universidad de Thessaly, Trikala, Grecia
3 Instituto Nacional de Medicina y Ciencia de la Danza, Londres, UK

Resumen

Los ejercicios de estiramiento para aumentar el rango de movimiento (ROM) de las articulaciones han sido utilizados por entrenadores deportivos y profesionales médicos para mejorar el rendimiento y la rehabilitación. La capacidad de los tejidos conectivos y musculares para cambiar su arquitectura en respuesta al estiramiento es importante para su correcto funcionamiento, reparación y rendimiento. Dada la escasez de datos relevantes en la bibliografía, esta revisión examinó dos elementos clave del estiramiento: la intensidad del estiramiento y la posición del estiramiento; y su importancia para el ROM, el dolor muscular de aparición tardía (DOMS) y la inflamación en diferentes poblaciones. Una búsqueda en tres bases de datos, Pub-Med, Google Scholar y Cochrane Reviews, identificó 152 artículos, que posteriormente se clasificaron en cuatro grupos: deportistas (24), clínicos (29), adultos mayores (12) y población general (87). El uso de diferentes poblaciones facilitó un examen más amplio de los componentes del estiramiento y sus efectos. Los 152 artículos incorporaron información con respecto a la duración, la frecuencia y la posición del estiramiento, mientras que sólo 79 se referían a la intensidad del estiramiento y 22 de estos 79 estudios se consideraron de alta calidad. Parece que la intensidad del estiramiento está relativamente poco investigada, y la importancia de la posición del cuerpo y su influencia en la intensidad del estiramiento, es en gran parte desconocida. En conclusión, esta revisión ha destacado las áreas para la investigación futura, incluida la intensidad y la posición del estiramiento y su efecto sobre el tejido músculo-tendinoso, en relación con la sensación de dolor, el dolor muscular de aparición tardía, la inflamación, así como la salud y el rendimiento muscular.

Palabras Clave: Estiramiento, intensidad, inflamación, performance, lesión rehabilitación

Abstract

Stretching exercises to increase the range of motion (ROM) of joints have been used by sports coaches and medical professionals for improving performance and rehabilitation. The ability of connective and muscular tissues to change their architecture in response to stretching is important for their proper function, repair, and performance. Given the dearth of relevant data in the literature, this review examined two key elements of stretching: stretch intensity and stretch position; and their significance to ROM, delayed onset muscle soreness (DOMS), and inflammation in different populations. A search of three databases, Pub-Med, Google Scholar, and Cochrane Reviews, identified 152 articles, which were subsequently categorized into four groups: athletes (24), clinical (29), elderly (12), and general population (87). The use of different populations facilitated a wider examination of the stretching components and their effects. All 152 articles incorporated information regarding duration, frequency and stretch position, whereas only 79 referred to the intensity of stretching and 22 of these 79 studies were deemed high quality. It appears that the intensity of stretching is relatively under-researched, and the importance of body position and its influence on stretch intensity, is largely unknown. In conclusion, this review has highlighted areas for future research, including stretch intensity and position and their effect on musculo-tendinous tissue, in relation to the sensation of pain, delayed onset muscle soreness, inflammation, as well as muscle health and performance.

Keywords: Stretching, intensity, inflammation, performance, injury, rehabilitation

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INTRODUCCIÓN

El estiramiento se refiere a un movimiento aplicado por una fuerza externa y/o interna para aumentar el rango de movimiento articular, es decir, la flexibilidad (Light et al., 1984; Weerapong et al., 2004). Las formas de estiramiento incluyen activa, pasiva, dinámica, estática, balística y facilitación neuromuscular propioceptiva (PNF) (Sady et al., 1982; Shellock y Prentice, 1985; Alter, 2004; Bonnar et al., 2004; Shrier, 2004). Tradicionalmente, los ejercicios de estiramiento han sido recomendados por entrenadores deportivos y profesionales médicos como un medio para mejorar el rendimiento y prevenir lesiones mediante la recuperación del rango de movimiento articular (ROM), es decir, el aumento de la flexibilidad (Hortobágyi et al., 1985; Taylor et al., 1990; Wilson et al., 1991).

El estiramiento depende de la tensión activa y pasiva del músculo, de la unidad músculo-tendinosa (MTU), así como de los proprioceptores del sistema musculoesquelético, los husos musculares y el órgano tendinoso de Golgi (Nikolaou et al., 1987; Guissard y Duchateau, 2006; Knudson, 2006; Abdel-aziem et al., 2013). La tensión creada por el músculo puede clasificarse como activa o pasiva, con activa refiriéndose a la interacción de los filamentos de actina y miosina del músculo, y pasiva a la elongación del tejido conectivo más allá de su longitud de reposo (Knudson, 2006). Tanto activa como pasiva definen las propiedades del músculo dependientes de la longitud que están fuertemente relacionadas con el estiramiento, ya que la interacción de cada uno implica que las intervenciones de ejercicio, como el estiramiento, pueden tener un efecto complejo sobre el músculo esquelético, dependiendo de la interacción de los tejidos y de la naturaleza del estímulo de entrenamiento (Knudson, 2006). En otras palabras, cuando el músculo se estira utilizando técnicas de estiramiento [es decir, estáticas, activas, dinámicas o PNF], esto puede explicar los cambios en la tensión activa y pasiva del músculo que mejora el ROM de una articulación (Knudson, 1999).

La MTU se destaca en el estiramiento, con Kubo et al. (2001) sugiriendo que el mecanismo potencial para reducir el riesgo de lesiones con una mayor flexibilidad es el cambio en sus propiedades viscoelásticas. Durante el estiramiento, con la MTU sostenida a una longitud constante, la fuerza pasiva a esa longitud disminuye gradualmente, resultando en una relajación del estrés (Magnusson et al., 1995). Los estudios in-vivo (Magnusson et al., 1995) e in-vitro (Taylor et al., 1990) han observado que el estiramiento repetido de la MTU a una longitud constante reduce la tensión pasiva máxima, lo que sugiere que esta reducción en la viscosidad y/o rigidez de la MTU durante el estiramiento es responsable del aumento del ROM de la articulación (Kubo et al., 2001).

Dentro de las fibras musculares y los tendones se encuentran los proprioceptores, sensores que proporcionan información sobre el ángulo articular, la longitud del músculo y la tensión muscular. Dos proprioceptores relacionados con el estiramiento son los husos musculares (responden a cambios en la longitud) y el órgano tendinoso de Golgi (responde a cambios en la tensión) (Guissard y Duchateau, 2006; Abdel-aziem et al., 2013), transmitiendo información sobre la tensión muscular al sistema nervioso central (Abdel-aziem et al., 2013). Por lo tanto, la interacción de la tensión muscular (activa y pasiva), la MTU y la viscoelasticidad y el tejido propioceptivo (husos musculares y órgano tendinoso de Golgi), son importantes a la hora de considerar cómo el estiramiento puede influir en el aumento o disminución de la flexibilidad y el ROM de una articulación.

En la bibliografía, se han identificado cuatro parámetros de estiramiento como importantes para influir potencialmente en el aumento o disminución de la flexibilidad de una articulación: intensidad, duración, frecuencia (Marschall, 1999), y posición del estiramiento (Wyon et al., 2009). El enfoque de esta revisión se centró en la intensidad del estiramiento y la posición del estiramiento. La intensidad es importante porque la magnitud de la fuerza generada durante el estiramiento puede influir en la respuesta del tejido. Por ejemplo, muy poca fuerza puede resultar en una respuesta elástica con poca o ninguna ganancia en el ROM (Jacobs y Sciascia, 2011), mientras que la aplicación de demasiada fuerza puede lesionar el tejido, llevando a una respuesta inflamatoria (Brand, 1984; McClure et al., 1994). La razón para incluir la posición del estiramiento es que esto puede influir directa o indirectamente en la intensidad del estiramiento, ya que se sabe que el tejido muscular y tendinoso y sus componentes (es decir, el colágeno) responden a niveles alterados de actividad (Kjaer, 2004). La posición que se adopte durante el estiramiento puede influir en la magnitud de la fuerza generada antes y durante el estiramiento, alterando potencialmente la respuesta del tejido muscular y tendinoso. En un estudio de Abdel-aziem et al. (2013), al comparar un estiramiento de los isquiotibiales de pie con un estiramiento en decúbito supino, el estiramiento en supino aisló mejor el músculo isquiotibial, fue más cómodo, pero más importante, facilitó una mejor respuesta de relajación durante el estiramiento. En esta revisión, se identificaron cuatro posiciones: con carga, con apoyo, con terapeuta y con máquina, cada una de las cuales se definió en la Sección de Materiales y Métodos (intensidad y posición del estiramiento). Aunque el ángulo articular, la dirección de la fuerza, la magnitud y la duración del estiramiento pueden permanecer idénticos, esto no excluye la noción de que se pueda generar una fuerza en relación con la posición de estiramiento que aumente el estrés o tensión en el músculo, el tendón y la MTU. Aunque la fuerza generada durante el estiramiento sobre el tejido muscular y tendinoso no se conoce con respecto a las diferentes posiciones de estiramiento, sugiriendo más investigación, lo que se sabe y se ha observado es que la carga impartida por la fuerza afecta la adaptación estructural y funcional del tejido (Kjaer, 2004).

Esta adaptación del músculo a la fuerza se refiere a la plasticidad muscular, una propiedad mecánica que indica la capacidad de las células musculares para alterar su estructura y función en respuesta a diversos estímulos (Martins et al., 2013). Se ha observado que el estiramiento de las células musculares interactúa estrechamente con el tejido muscular esquelético, lo que sugiere un proceso de adaptación cuando se somete a una carga mecánica (Kjaer, 2004). La carga se ha definido como un estiramiento cíclico o estático, tensión o esfuerzo de cizallamiento, siendo una combinación de estas cargas la responsable de alterar la forma de un cuerpo que resulta en una adaptación (Salameh y Dhein, 2013). Estas fuerzas pueden deformar la matriz extracelular (ECM), que une los tejidos del cuerpo y desempeña un papel importante en el mantenimiento de la estructura tisular de los tendones, ligamentos y músculos (Kjaer, 2004). Los estudios sobre el estiramiento han indicado que el estiramiento puede promover la sarcomerogénesis, una síntesis de la proteína contráctil producida por un músculo específico, por la mecanotransducción (Martins et al., 2013). Durante el estiramiento, este estímulo mecánico afecta a la ECM, con las integrinas, los receptores transmembrana que unen las interacciones entre la célula y la ECM, detectando y transmitiendo este estímulo al interior de la célula (De Deyne, 2001). Este estímulo activa una serie de proteínas nucleares que modifican la transcripción genética regulando la sarcomerogénesis (De Deyne, 2001). Con la intensidad definida como la magnitud de la fuerza o torque que se aplica a la articulación durante un ejercicio de estiramiento (Jacobs y Sciascia, 2011), y la relajación del estrés se refiere a una disminución de la fuerza necesaria para sostener un tejido a lo largo del tiempo, la combinación de intensidad y posición de estiramiento puede jugar un papel significativo en el aumento del ROM de una articulación, posiblemente a través del proceso de sarcomerogénesis. Posteriormente, la combinación de la intensidad y la posición de estiramiento con la duración y la frecuencia puede desempeñar un papel importante en el aumento del ROM (Wyon et al., 2009, 2013), influyendo posiblemente en la respuesta del cuerpo con respecto al dolor muscular de aparición tardía (DOMS) o la inflamación (Smith et al., 1993).

El DOMS es una sensación de dolor sordo y punzante, combinado con sensibilidad y rigidez que ocurre 24 horas después del ejercicio no acostumbrado, alcanzando su punto máximo de 1-3 días, desapareciendo a los 7-10 días (MacIntyre et al., 1995). Generalmente se acepta que el DOMS está asociado con daño muscular y/o del tejido conectivo, y/o respuestas inflamatorias subsecuentes inducidas por el ejercicio excéntrico (Nosaka et al., 2002). Según Smith (1991), los eventos observados asociados con la inflamación aguda también se observan con el DOMS: hinchazón, pérdida de función y dolor. Los síntomas y signos que surgen del tejido normal expuesto a estímulos de alta intensidad generalmente reflejan la intensidad, localización y tiempos de los estímulos iniciadores (Kidd y Urban, 2001). La intensidad del estiramiento ha sido intrínsecamente mediada por el dolor, con estiramientos más allá del umbral del dolor durante períodos prolongados asociados con una respuesta inflamatoria (Jacobs y Sciascia, 2011). Dada la relación entre el dolor y el daño tisular, y su relación con la inflamación (Merskey y Bogduk, 1994), es muy interesante que, aunque la duración y la frecuencia hayan atraído la atención científica, la magnitud de la intensidad del estiramiento y la posición del cuerpo durante el estiramiento no lo hayan hecho de la misma forma.

Se ha observado en la bibliografía que las variables independientes de duración y frecuencia, de carácter "cuantitativo", se utilizan ampliamente (Tablas 1-4). Probablemente son más fáciles de manipular con los participantes instruidos para sostener un estiramiento en particular durante un cierto período de tiempo (duración) repetido por varias series (frecuencia). Sin embargo, las variables independientes de intensidad y posición del estiramiento son más difíciles de manipular. Son de carácter "ordinal" y se refieren a una sensación, una percepción única para cada participante. Los investigadores a menudo recurren a términos descriptivos para transmitir la sensación, cómo debería sentirse la intensidad durante el ejercicio de estiramiento (es decir, molestia, dolor, etc.), y la posición adoptada durante el ejercicio (es decir, de pie versus posición supina). Por lo tanto, dada la dificultad para manipular la intensidad y la posición del estiramiento, la mayoría de los artículos los mencionan junto con la duración y la frecuencia en relación con las aplicaciones tanto clínicas como deportivas. Hasta la fecha no existen revisiones sistemáticas centradas en la intensidad del estiramiento y la posición del cuerpo y cómo esto puede afectar al tejido blando y conectivo. Esto es interesante ya que la intensidad del estiramiento y la posición del cuerpo se han incluido en el diseño de los experimentos de estiramiento, presumiendo su relevancia, sin embargo, no se han investigado completamente. De hecho, la mayoría de las revisiones sistemáticas se refieren al estiramiento en respuesta al rendimiento muscular (Weerapong et al., 2004; Rubini et al., 2007; Kay y Blazevich, 2012), al dolor muscular, al riesgo de lesiones (Herbert y Gabriel, 2002; Connolly et al., 2003; Thacker et al., 2004), y a los aumentos en el ROM (Decoster et al., 2005; Harvey et al., 2006).

Tabla 1. Población de Deportistas

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Con esta revisión de la bibliografía se eligieron cuatro poblaciones (deportistas, clínicos, adultos mayores y población general), cada una de las cuales destacó una variación con el uso y la importancia del estiramiento. Cabe señalar que la población general hizo referencia a estudios que no se refieren específicamente a los deportistas, clínicos y adultos mayores. Dentro del grupo de deportistas, los atletas, técnicos y entrenadores recomiendan el estiramiento en un esfuerzo por prevenir lesiones y mejorar el rendimiento (Thacker et al., 2004). En la población de clínicos, el estiramiento se utiliza para tratar numerosas afecciones fisiopatológicas, tales como accidentes cerebrovasculares, contracturas y diversos trastornos musculoesqueléticos, con el fin de aliviar el dolor. Con la población de adultos mayores, la mayor preocupación con el estiramiento es aumentar el movimiento de los miembros inferiores para mejorar la marcha y la movilidad (Christiansen, 2008; Cristopoliski et al., 2009). Sin embargo, aunque estas variaciones entre estas poblaciones son importantes, el énfasis de esta revisión es investigar cómo la intensidad del estiramiento y la posición del cuerpo pueden afectar e influir en el tejido blando y conectivo de estas poblaciones, dada la escasez de estudios con respecto a estos parámetros de estiramiento.

MATERIALES Y MÉTODOS

Utilizando los siguientes límites: humanos (adultos), idioma Inglés, ensayos clínicos, ensayos controlados aleatorios y revisiones, se consultaron tres bases de datos (PubMed/Medline, Google Scholar y Cochrane Reviews), con el fin de determinar la intensidad del estiramiento y su asociación con el estiramiento. Los términos Medical Subject Heading (MeSH), "estiramiento" y "ejercicios de estiramiento", se utilizaron en combinación con "ROM", "DOMS" e "inflamación" en cuatro poblaciones diferentes: deportistas, clínicos, adultos mayores y población general. El grupo de deportistas consistió en todos los estudios que mencionaban una actividad deportiva que incluía sólo a los deportistas, el grupo de clínicos se refería a pacientes con cualquier enfermedad/lesión, y el grupo de adultos mayores incluía a personas de 65 años o más. El grupo general comprendía todos los estudios restantes que no cumplían los criterios establecidos para los tres grupos antes mencionados. Además, para evaluar la calidad de los estudios seleccionados se empleó una evaluación de "calidad de los estudios" según lo establecido por Jadad et al. (1996). La elegibilidad para cada estudio se basó en los siguientes criterios. Si los estudios se describieron como aleatorizados, se les asignó un punto, y otro punto si se describió el método de aleatorización. La aleatorización se consideró apropiada si permitía a cada participante tener el mismo acceso para recibir la intervención, si no se cumplía este criterio se descontaba un punto. A los estudios también se les asignó un punto si se describían como doble ciego, con otro punto asignado si tanto la persona que lo administraba como el participante que recibía la intervención no podían identificarlo. Si no se cumplía este criterio, se descontaba un punto. A su vez, se dio un punto si el estudio describía el número y las razones de retiro de los participantes. La puntuación máxima para cada estudio fue de cinco, y el mínimo para un informe incluido fue de uno. Se consideró que las puntuaciones de tres o más eran de alta calidad. Los estudios que no cumplieron con ninguno de los criterios fueron excluidos de la revisión de la bibliografía. La búsqueda inicial mostró 400 artículos relevantes, de los cuales 205 se superpusieron entre las bases de datos, dejando 195 estudios. De estos estudios, 43 se excluyeron por no cumplir con ninguno de los criterios de la evaluación de "calidad del estudio" como se describió anteriormente. Esto resultó en la inclusión de 152 artículos (Deportistas n = 24; Clínicos n = 29; Adultos Mayores n = 12; General n = 87) para esta revisión (Figura 1, diagrama de flujo PRISMA).


Figura 1. Diagrama de flujo PRISMA

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Posición e Intensidad del Estiramiento

Para el propósito de esta revisión de bibliografía, se evaluó la intensidad del estiramiento para cada artículo si se refería a una sensación subjetiva del estiramiento: molestia suave (sensación de tirón suave sobre el músculo), estiramiento máximo sin dolor (MSNP, por sus siglas en inglés) y dolor, o si se mencionaba el uso de una escala (es decir, una escala numérica, visual y de clasificación de dolor). A su vez, la posición se valoró evaluando la ejecución del ejercicio de estiramiento como: con apoyo, con carga, con terapeuta y asistido por máquina. Con apoyo se refiere a la colocación del cuerpo en una posición en la que es estable con una amplia base de apoyo (es decir, acostado o de pie). Un estiramiento con carga, se refiere a la colocación del cuerpo en una posición de estiramiento donde el músculo que se está estirando también se utiliza para ayudar a sostener el cuerpo durante el estiramiento (es decir, un estiramiento del isquiotibial acostado versus un estiramiento del isquiotibial parado). Las dos últimas posiciones de estiramiento se referían al uso de una máquina (por ejemplo, un dinamómetro isocinético) o un terapeuta como medio para aplicar la fuerza sobre la unidad músculo-tendón. Las sensaciones y posiciones descritas anteriormente son de naturaleza consciente (Proske y Gandevia, 2012), siendo el individuo consciente de la tensión generada por el músculo durante el estiramiento. Este input sensorial genera una conciencia que puede influir en la intensidad del estiramiento.

RESULTADOS

Población de Deportistas

Se identificaron 24 estudios en los que todos mencionaron la duración y la frecuencia, pero sólo 12 hicieron referencia a la intensidad (Magnusson et al., 1998; Roberts y Wilson, 1999; Hayes y Walker, 2007; Allison et al., 2008; Bazett-Jones et al., 2008; Caplan et al., 2009; Favero et al., 2009; Tsolakis et al., 2010; Silveira et al., 2011; Maenhout et al., 2012; Morrin y Redding, 2013; Wyon et al., 2013). (Tabla 1). De estos 12 estudios, 11 hicieron que los participantes realizaran un estiramiento con carga, de los cuales seis los hicieron estirar hasta la molestia (Roberts y Wilson, 1999; Hayes y Walker, 2007; Allison et al., 2008; Bazett-Jones et al., 2008; Caplan et al., 2009; Silveira et al., 2011). Es interesante notar que dos estudios observaron que el estiramiento no tuvo impacto en la economía de la carrera (Hayes and Walker, 2007; Allison et al., 2008), un estudio no notó mejoría en el ROM de la rodilla (Bazett-Jones et al., 2008), y otro no observó mejoría en la flexibilidad dinámica de los isquiotibiales (Silveira et al., 2011). Sin embargo, este estudio observó que el estiramiento dinámico mejoró tanto la flexibilidad dinámica como la estática. Curiosamente, los dos estudios restantes indicaron que el estiramiento hasta la molestia resultó en un beneficio con un aumento en el ROM de flexión de cadera (Caplan et al., 2009) y en el ROM activo (Roberts y Wilson, 1999). Tal contradicción sugiere la necesidad de realizar más estudios que examinen específicamente cómo el estiramiento hasta la molestia durante un estiramiento con carga puede afectar el sistema musculoesquelético. Dos estudios hicieron que los participantes se estiraran usando un estiramiento de intensidad suave (Tsolakis et al., 2010; Maenhout et al., 2012). Tsolakis et al. observaron que el estiramiento suave utilizado antes del entrenamiento o de la competición no dificultaba el rendimiento en esgrima (Tsolakis et al., 2010), y Maenhout et al. notaron un aumento en el espacio subacromial después de 6 semanas de estiramiento (Maenhout et al., 2012). Dos estudios que hicieron que los participantes se estiraran hasta el dolor utilizaron diferentes posiciones de estiramiento, con carga (Favero et al., 2009) y con máquinas (Magnusson et al., 1998), con resultados que indicaron que el estiramiento agudo no mejoró el rendimiento del sprint (Favero et al., 2009) y que un aumento en el ROM se debió a la tolerancia al estiramiento (Magnusson et al., 1998). Esto contrasta directamente con los estudios que observaron una mejora con el uso de estiramientos suaves e intensos (Tsolakis et al., 2010; Maenhout et al., 2012). A su vez, el estudio de Wyon et al. que se refería tanto a un estiramiento suave como a un estiramiento con molestia intensa con apoyo, observó un aumento en el ROM activo y pasivo con el uso de un estiramiento suave (Wyon et al., 2013).

Cabe destacar que dentro de esta población, sólo tres estudios fueron de alta calidad (Hayes y Walker, 2007; Silveira et al., 2011; Wyon et al., 2013) (ver Tabla 1), lo que indica la necesidad de realizar más estudios para observar cómo la intensidad y la posición del cuerpo pueden afectar a la población de deportistas.

Población de Clínicos

Se han realizado 29 estudios en poblaciones clínicas que sufren de dolor de cuello, cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, contracturas, así como problemas de articulaciones y puntos gatillo (Tabla 2). Los 29 estudios mencionaron la duración y la frecuencia, con siete estudios haciendo referencia a la intensidad del estiramiento (Light et al., 1984; Hanten et al., 2000; Horsley et al., 2007; Cunha et al., 2008; Maluf et al., 2010; Trampas et al., 2010; Renan-Ordine et al., 2011), de los cuales sólo dos fueron de alta calidad (Horsley et al., 2007; Maluf et al., 2010). Estos estudios de alta calidad hicieron que los participantes realizaran estiramientos con carga con Maluf et al. haciendo que los pacientes se estiraran hasta sentir molestia, mientras que Horsley et al. utilizaron el MSNP. De manera interesante, el estudio de Horsley et al. no observó ningún beneficio con el uso del estiramiento con respecto a la contractura de muñeca de los pacientes con accidente cerebrovascular, un problema del sistema nervioso central (SNC), mientras que Maluf et al. indicaron un beneficio del estiramiento para el dolor transmandibular, un problema del sistema nervioso periférico (SNP).

Tabla 2. Población de Clínicos

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De los cinco estudios restantes de menor calidad que hacen referencia a la intensidad (Light et al., 1984; Hanten et al., 2000; Cunha et al., 2008; Trampas et al., 2010; Renan-Ordine et al., 2011), tres tuvieron participantes que se estiraron hasta sentir molestia mientras realizaban un estiramiento con carga (Cunha et al., 2008; Renan-Ordine et al., 2011) o con el uso de un terapeuta (Trampas et al., 2010). De los dos estudios restantes, Hanten et al. hicieron que los pacientes se estiraran hasta el dolor con el uso de una máquina (Hanten et al., 2000) y Light et al. usaron un estiramiento con carga con una intensidad de estiramiento suave (Light et al., 1984). De manera interesante, entre los siete estudios que hacen referencia a la intensidad, dos estudios observaron la respuesta de los participantes a la reeducación postural global, una técnica que estira simultáneamente todos los músculos de la cadena muscular posterior o anterior. Estos estudios se contradicen entre sí, y el estudio de alta calidad indica un aumento en el alivio del dolor (Maluf et al., 2010), mientras que el otro estudio informa un aumento en el dolor post-intervención (Cunha et al., 2008). Esta contradicción ejemplifica el estado actual del conocimiento con respecto a la intensidad y posición del estiramiento y además sugiere la necesidad de estudios de investigación de mayor calidad. Puede que se necesite estandarizar las metodologías y la recolección de datos para asegurar mejores resultados. También se observó una contradicción entre dos estudios de baja calidad relacionados con los puntos gatillo (TrP) (Trampas et al., 2010; Renan-Ordine et al., 2011). Renan-Ordine et al. sugirieron que las terapias manuales con puntos gatillo (TrP) eran superiores al uso del auto-estiramiento (Renan-Ordine et al., 2011), y Trampas et al. indicaron que el estiramiento era más beneficioso para las TrPs miofasciales latentes (Trampas et al., 2010). Además, otro estudio que observó una combinación de una intensidad suave con un estiramiento con carga, informó un beneficio en el tratamiento de las contracturas de rodilla (Light et al., 1984). Es interesante notar que ambos, un estudio que combina el estiramiento hasta la molestia a través de un terapeuta, y un estudio que combina un estiramiento con carga con una intensidad suave, mostraron un beneficio. El uso de un terapeuta puede haber aumentado la estabilidad y la capacidad de relajación de los participantes, lo que produjo el mismo efecto que el observado con el uso de un estiramiento suave y con carga. Esta observación también se aplica al último estudio, que informó una disminución de la sensibilidad a la TrP y de la intensidad del dolor en el cuello después del estiramiento a una intensidad de dolor mediante el uso de una máquina (Hanten et al., 2000); en este caso, la máquina proporcionó un entorno controlado estable, lo que posiblemente permitió a los participantes relajarse durante la intervención.

De los 29 estudios, 15 estudios que no mencionaron la intensidad, calificaron a tres de cada cinco usando las puntuaciones de los criterios de calidad (Harvey et al., 2000, 2003; Winters et al., 2004; Maynard et al., 2005; Moseley et al, 2005; Turton y Britton, 2005; Gustafsson y McKenna, 2006; Häkkinen et al., 2007; Lee et al., 2007; Putt et al., 2008; Wang et al., 2008; Weng et al., 2009; Kilbreath et al., 2012; Albayrak et al., 2014; Volpato et al., 2014). De estos estudios de alta calidad, seis estudios no revelaron ningún beneficio con respecto a los problemas de la médula espinal y las contracturas con el uso del estiramiento estático (Harvey et al., 2000, 2003; Maynard et al., 2005; Turton y Britton, 2005; Gustafsson y McKenna, 2006; Horsley et al., 2007). Cuatro estudios sobre lesiones de la médula espinal utilizaron una máquina para estabilizar la posición de estiramiento (Harvey et al., 2000, 2003; Maynard et al., 2005; Gustafsson y McKenna, 2006) y el único estudio sobre contracturas utilizó un terapeuta para proporcionar el estiramiento (Turton y Britton, 2005). Se ha observado que el estiramiento no afecta las lesiones y trastornos del SNC, sino que altera la función del SNP. Esta opinión está respaldada por cinco estudios que indican que el estiramiento estático fue beneficioso para tratar el dolor de cuello (Häkkinen et al., 2007), un cambio morfológico positivo de la banda iliotibial (Wang et al., 2008), la osteoartritis de rodilla (Weng et al., 2009) y un aumento del ROM en la flexión de cadera (Winters et al., 2004). Los participantes fueron sometidos al estiramiento con una máquina (Wang et al., 2008), un terapeuta (Häkkinen et al., 2007; Putt et al., 2008; Weng et al., 2009), o realizaron un estiramiento con carga (Winters et al., 2004). El estudio de Albayrak también apoyó la opinión de la influencia del estiramiento sobre el SNP observando que un aumento de la movilidad mejoraba tanto el nivel de depresión como el estado de salud de los pacientes (Albayrak et al., 2014).

Población de Adultos Mayores

Doce estudios con grupos de control designados informaron los beneficios del estiramiento en los adultos mayores. Se observaron mejoras en varios resultados, incluyendo la longitud de la marcha y la velocidad, así como la flexibilidad y la movilidad (Feland et al., 2001; Kerrigan et al., 2003; Gadjosik et al., 2005; Zakas et al., 2006; Christiansen, 2008; Batista et al., 2009; Cristopoliski et al., 2009; Stanziano et al., 2009; González-Ravé et al., 2012; Locks et al., 2012; Watt et al., 2011a,b) (Tabla 3). Todos los artículos informaron duración y frecuencia, con cinco referidos a la intensidad del estiramiento, de los cuales dos fueron de alta calidad (Zakas et al., 2006; Cristopoliski et al., 2009), y tres de baja calidad (Feland et al., 2001; Batista et al., 2009; González-Ravé et al., 2012).

Tabla 3. Población de Adultos Mayores

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Los dos estudios de alta calidad hicieron que los participantes adultos mayores realizaran un estiramiento con apoyo (Zakas et al., 2006) o fueran estirados por un terapeuta mediante un estiramiento estático (Cristopoliski et al., 2009). Un estudio observó una mejora en la flexibilidad (Zakas et al., 2006), mientras que el otro observó un aumento en la longitud de los pasos, lo que resultó en un aumento de la velocidad al caminar (Cristopoliski et al., 2009). Cinco estudios calificaron de alta calidad pero no mencionaron la intensidad del estiramiento utilizada en el estiramiento estático (Kerrigan et al., 2003; Christiansen, 2008; Watt et al., 2011a,b), o en combinación con un estiramiento de PNF (Locks et al., 2012). Todos los participantes realizaron un estiramiento con apoyo y estable, que resultó en un aumento en la marcha, la velocidad al caminar, la longitud de la zancada, el ROM para la extensión de cadera y la flexión plantar.

De los cinco estudios restantes que fueron de baja calidad, tres mencionaron intensidad, con un estudio en el que los participantes realizaron un estiramiento estático con el uso de un terapeuta (Feland et al., 2001), otro con el uso de un terapeuta expuso a los adultos mayores a un estiramiento estático en combinación con uno pasivo y PNF (González-Ravé et al., 2012), y el último estudio en el que los adultos mayores realizaron un estiramiento activo con apoyo (Batista et al., 2009). Los tres observaron que el estiramiento era beneficioso con respecto al aumento de la flexibilidad de los flexores y extensores de rodilla (Batista et al., 2009), así como el aumento del ROM de los isquiotibiales, la cadera y el hombro (Feland et al., 2001; González-Ravé et al., 2012). Los otros estudios utilizaron máquinas para inducir el estiramiento, y encontraron un aumento en la dorsiflexión y la fuerza de resistencia pasiva, y una disminución en las pérdidas de ROM relacionadas con la edad (Gadjosik et al., 2005; Stanziano et al., 2009). Es interesante notar que con la población de adultos mayores todos los estudios hicieron que los participantes realizaran un estiramiento con apoyo, o hicieron uso de un terapeuta o una máquina. Ninguno de los participantes realizó estiramientos con carga.

Población General

Un total de 87 artículos fueron incluidos en la población general, con todos los artículos referidos a duración y frecuencia, y 55 mencionando intensidad (Tabla 4). De estos 55 artículos, 15 eran de alta calidad y 40 de baja calidad. Dentro de los estudios de alta calidad, un estudio hizo que los participantes se estiraran hasta el dolor durante un estiramiento con carga, e informó que el estiramiento estático era más probable que causara DOMS en comparación con el balístico (Smith et al., 1993). Seis estudios hicieron que los participantes se estiraran hasta la molestia, y cinco de ellos hicieron que los participantes realizaran un estiramiento con carga (McNair y Stanley, 1996; Curry et al., 2009; Rancour et al., 2009; Cipriani et al., 2012; Wicke et al., 2014). El último estudio utilizó una máquina para generar tensión en la unidad músculo-tendinosa durante el estiramiento (Medeiros et al., 1977). El estudio de Medeiros et al. indicó que tanto el estiramiento isométrico como el pasivo producen resultados similares en el ROM de la articulación de cadera (Medeiros et al., 1977). McNair et al. observaron que una combinación de un estiramiento hasta la molestia con carga era más efectiva para aumentar la dorsiflexión en comparación con el trote (McNair y Stanley, 1996). El estudio de Wicke et al. (2014) sugirió que el auto-PNF puede utilizarse en lugar del estiramiento estático para aumentar el ROM en una articulación. El estudio de Cipriani et al. (2012) no indicó diferencias de sexo en términos de respuesta al estiramiento, y Curry et al. (2009) observaron que la flexibilidad dinámica mejoraba el rendimiento en los resultados de potencia más que el estiramiento estático. El estudio de Rancour et al (2009) sugirió que el entrenamiento de estiramiento intermitente (es decir, 2 ó 3 veces por semana) era suficiente para mantener las ganancias del ROM adquiridas de un programa de estiramiento estático.

Tabla 4. Población General

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De los ocho estudios de alta calidad restantes, cuatro se refirieron al MSNP durante una posición de estiramiento con carga (Muir et al., 1999; de Weijer et al., 2003; Youdas et al., 2009; Borman et al., 2011), uno observó el uso de un terapeuta durante un estiramiento con MSNP (Clark et al., 1999), y el último observó los resultados de un estiramiento suave con carga (O'sullivan et al., 2009). En general, es interesante notar que los artículos que se refieren a los estiramientos suaves y realizados con MSNP indicaron un beneficio dentro de los participantes en comparación con los estiramientos que utilizan el dolor y la molestia durante un estiramiento con carga. Finalmente, dos estudios se refirieron a la intensidad del estiramiento, con el uso de un terapeuta y una máquina (Apostolopoulos et al., 2015a,b). En el primer estudio los participantes fueron estirados hasta el dolor con el uso de un terapeuta, concluyendo que un estiramiento intenso puede causar inflamación (Apostolopoulos et al., 2015a). De manera similar, el segundo estudio, que utilizó una máquina para estirar a los participantes en varias intensidades de estiramiento, concluyó que un estiramiento muy intenso causaba inflamación (Apostolopoulos et al., 2015b).

Con respecto a los 40 estudios de baja calidad, 25 tenían participantes que se estiraban hasta el malestar, de los cuales 15 en combinación con un estiramiento con carga (Wessel y Wan, 1994; Chan et al., 2001; Mahieu et al., 2007; McClure et al., 2007; Mahieu et al., 2009; Meroni et al., 2010; Aguilar et al., 2012; de Oliveira et al., 2012; Hayes et al., 2012; Morais de Oliveira et al., 2012; Nakamura et al., 2012; Chen et al, 2013; Konrad y Tilp, 2014; McGrath et al., 2014; Freitas y Mil-Homens, 2015; Muanjai y Namsawang, 2015), cuatro utilizaron un terapeuta (Rodenburg et al., 1994; Cornelius et al., 1995; Fantini et al, 2006; O'Hora et al., 2011), mientras que los seis restantes utilizaron máquinas (Ryan et al., 2008a,b; Winke et al., 2010; Herda et al., 2012; Mizuno et al., 2012; Cabido et al., 2014). A su vez, de los 25 artículos cuatro sugerían que los cambios observados con el estiramiento se debían a la tolerancia al estiramiento más que a la mecánica (Mahieu et al., 2009; Hayes et al., 2012; Cabido et al., 2014; Konrad y Tilp, 2014). En contraste, cuatro artículos observaron cambios en el sistema musculoesquelético en respuesta al estiramiento (Herda et al., 2012; Mizuno et al., 2012; Nakamura et al., 2012; Freitas y Mil-Homens, 2015).

De los 15 artículos restantes, nueve se referían al MSNP, con seis referidos a un estiramiento con carga (Johansson et al., 1999; Decoster et al., 2004; Johanson et al., 2006, 2009; LaRoche, 2006; Aquino et al., 2010), dos con un terapeuta (Davis et al., 2005; Azevedo et al., 2011), y el último hizo que los participantes realizaran el estiramiento con el uso de una máquina (Rees et al., 2007). Similar a los artículos que se referían a la molestia, dos indicaron que la tolerancia al estiramiento fue la razón del aumento observado en el ROM (LaRoche, 2006; Aquino et al., 2010).

Cuatro artículos hicieron que los participantes se estiraran hasta el dolor, tres realizando un estiramiento con carga (Kokkonen et al., 1998; Murphy et al., 2010; Blazevich et al., 2012) y uno con un terapeuta (Halbertsma y Goeken, 1994). Dos estudios sugirieron que el aumento del ROM se debía a la tolerancia al estiramiento (Halbertsma y Goeken, 1994; Blazevich et al., 2014). Los dos últimos estudios de baja calidad se refirieron a los estiramientos suaves con carga (Bandy et al., 1998; Kasser et al., 2009).

Cincuenta y ocho estudios hicieron referencia al estiramiento estático por sí solo o en combinación con otras técnicas de estiramiento relacionadas con el ROM (Tabla 4). Cuatro estudios se refirieron al estiramiento estático o en combinación con respecto al DOMS (Wessel y Wan, 1994; Johansson et al., 1999; LaRoche, 2006; McGrath et al., 2014). Es interesante notar que los cuatro hicieron que los participantes realizaran un estiramiento con carga.

Cuando se compararon los artículos que hacían referencia a los estiramientos con carga con los de los terapeutas o las máquinas cuando se referían a la molestia, el dolor, el MSNP y la suavidad, se observó que los artículos que utilizaban terapeutas y máquinas indicaban una mejoría en el ROM en general (Rodenburg et al., 1994; Cornelius et al., 1995; Davis et al., 2005; Fantini et al., 2006; Rees et al., 2007; Ryan et al., 2008a,b; Herda et al., 2012; Mizuno et al., 2012). En contraste, cuando se realizó un estiramiento hasta el dolor utilizando un terapeuta, esto no mejoró el ROM de los músculos isquiotibiales (Halbertsma y Goeken, 1994). Se necesita investigación adicional para determinar la razón de la influencia observada del terapeuta y la máquina con el uso de la comparación de MSNP versus dolor.

En general, los 40 estudios de baja calidad no fueron concluyentes en cuanto a si el estiramiento fue beneficioso. Esta discrepancia puede deberse a la influencia de la molestia o el dolor con el uso de un estiramiento con carga, en comparación con el uso de una máquina o un terapeuta donde posiblemente haya más control y apoyo durante la ejecución del estiramiento. Se necesita más investigación para determinar si éste es el caso o no.

Vale la pena señalar que 10 estudios carecían de un grupo de control designado (Cornelius et al., 1995; Kokkonen et al., 1998; McNair et al., 2000; Beedle et al., 2007; Ghaffarinejad et al., 2007; Torres et al., 2007; Meroni et al., 2010; Murphy et al., 2010; Winke et al., 2010; Cabido et al., 2014), con sólo cuatro estudios que hacían referencia a los tres parámetros de estiramiento (intensidad, duración y frecuencia). De estos cuatro estudios, tres utilizaron una posición de estiramiento con carga (Kokkonen et al., 1998; Meroni et al., 2010; Murphy et al., 2010) con dos haciendo referencia al dolor, y el último al malestar. Desafortunadamente, la falta de un grupo de control hace que estos estudios no sean concluyentes, lo que refuerza la necesidad de diseñar y realizar estudios de mayor calidad para poder observar y determinar adecuadamente la importancia de la intensidad y posición del estiramiento.

DISCUSIÓN

El objetivo de esta revisión fue examinar la relevancia de la intensidad y la posición del estiramiento en diferentes poblaciones e investigar la relación potencial de ambos en términos de inflamación, DOMS y ROM. Se identificaron un total de 152 artículos para esta revisión de la bibliografía. La mayoría de los estudios en cada una de las cuatro poblaciones fueron de baja calidad basados en los criterios de "calidad del estudio" seleccionados para esta revisión. Sobre la base de los criterios utilizados, es necesario disponer de material de mayor calidad en relación con estos importantes elementos de ejercicio y entrenamiento y su influencia en el rendimiento deportivo, así como en la rehabilitación.

Un tema común en las cuatro poblaciones es que los estudios asociados se refieren principalmente a la duración y la frecuencia, con sólo unos pocos refiriéndose a la intensidad. La razón probable de esto es que la duración y la frecuencia son más fáciles de manipular y cuantificar (Feland et al., 2001). Con respecto a la intensidad y posición del estiramiento, las discrepancias fueron prevalentes dentro de los cuatro grupos. En el grupo de deportistas, todos los estudios abordaron el ROM, con sólo 12 mencionando la intensidad (Magnusson et al., 1998; Roberts y Wilson, 1999; Hayes y Walker, 2007; Allison et al.., 2008; Bazett-Jones et al., 2008; Caplan et al., 2009; Favero et al., 2009; Tsolakis et al., 2010; Silveira et al., 2011; Maenhout et al., 2012; Morrin y Redding, 2013; Wyon et al., 2013). Es notable que cinco (Hayes y Walker, 2007; Allison et al., 2008; Bazett-Jones et al., 2008; Favero et al., 2009; Silveira et al., 2011) de los siete estudios (Roberts y Wilson, 1999; Hayes y Walker, 2007; Allison et al., 2008; Bazett-Jones et al., 2008; Caplan et al., 2009; Favero et al., 2009; Silveira et al., 2011) que combinaron un estiramiento con carga con una intensidad hasta la molestia y el dolor no observaron ninguna mejoría. El único estudio que se refirió a un estiramiento con apoyo mientras los participantes realizaban un estiramiento de intensidad suave o hasta la molestia, observó que los participantes que realizaban un estiramiento suave con apoyo tuvieron las mayores ganancias tanto en el ROM activo como pasivo (Wyon et al., 2013). Esto plantea la cuestión de si un estiramiento con carga puede influir en la intensidad del estiramiento. Sin embargo, estos estudios que se referían a la molestia y el dolor durante un estiramiento con carga (Allison et al., 2008; Bazett-Jones et al., 2008; Caplan et al., 2009; Favero et al., 2009) fueron de baja calidad, lo que impidió establecer conclusiones definitivas basadas en los criterios de revisión de la bibliografía que analizó los estudios de mayor calidad que mencionaban la intensidad del estiramiento.

En línea con el grupo de deportistas, los estudios que comprendían el equivalente clínico se centraron principalmente en el ROM. Sin embargo, hubo una mayor dependencia en el uso de terapeutas y máquinas para lograr una posición óptima de estiramiento. Con respecto a la intensidad, dos estudios que examinan la reeducación postural global se refirieron a la intensidad durante una posición de estiramiento con carga (Cunha et al., 2008; Maluf et al., 2010). Desafortunadamente, se informaron resultados contradictorios: uno (Cunha et al., 2008) (estudio de baja calidad) indicó un aumento del dolor durante el seguimiento, mientras que el otro (Maluf et al., 2010) (estudio de alta calidad) no informó este hallazgo. En contraste, dos estudios de baja calidad que utilizaron una posición de estiramiento con apoyo revelaron efectos beneficiosos (Hanten et al., 2000; Trampas et al., 2010). Parece probable que esta posición con apoyo permita una mejor estabilidad asegurando un mejor control y aplicación de la intensidad del estiramiento (Wyon et al., 2009). Debe señalarse que, aunque un gran número de los estudios fueron de alta calidad, el enfoque fue si estos estudios mencionaron la intensidad y a qué nivel fue la intensidad del estiramiento (es decir, molestia, dolor, suavidad).

La población de adultos mayores también estaba interesada en la influencia de los ejercicios de estiramiento en el ROM. A diferencia de las otras poblaciones, el grupo de adultos mayores no hizo que los participantes realizaran un estiramiento con carga, posiblemente preocupados por cargar un músculo envejecido. La mayoría de los estudios fueron de alta calidad. En general, los beneficios observados en esta población se relacionaron con los participantes que realizaron un estiramiento con apoyo o que fueron estirados por un terapeuta en una posición con apoyo (es decir, acostados sobre una base). Con los músculos y el tejido conectivo en un entorno estable, se puede impartir un mayor control sobre la magnitud de la intensidad. Esto es importante ya que varios cambios musculoesqueléticos y fisiológicos relacionados con la edad, como la atrofia muscular, la reducción de la capacidad de cicatrización y la pérdida de fuerza y elasticidad, han sido asociados con los adultos mayores (Feland et al., 2001).

En línea con los otros grupos informados aquí, la mayoría de los estudios en la población general se enfocaron en el ROM. Refiriéndose a un estiramiento con carga en conjunto con la intensidad (es decir, malestar, dolor y MSNP), no surgió ninguna tendencia definitiva en cuanto al beneficio de esta combinación. Sin embargo, los estudios que mencionan la intensidad del estiramiento durante una posición de estiramiento con apoyo (máquina y/o terapeuta) sí revelaron un beneficio (Rees et al., 2007; Winke et al., 2010). Con el uso de terapeutas para estirar a los participantes, un mayor apoyo de la estructura músculo-tendinosa podría explicar la disminución de la intensidad del estiramiento durante el mismo.

Cabe destacar que, aunque los 152 artículos consideraban la duración y la frecuencia, sólo 79 (51,33%) se referían a la intensidad. De estos 79 artículos, sólo 22 (27,84%) (Medeiros et al., 1977; Smith et al., 1993; McNair y Stanley, 1996; Clark et al., 1999; Muir et al., 1999; de Weijer et al., 2003; Youdas et al., 2003; Zakas et al., 2006; Hayes y Walker, 2007; Horsley et al., 2007; Cristopoliski et al., 2009; Curry et al.., 2009; O'sullivan et al., 2009; Rancour et al., 2009; Maluf et al., 2010; Borman et al., 2011; Silveira et al., 2011; Cipriani et al., 2012; Wyon et al., 2013; Wicke et al., 2014; Apostolopoulos et al., 2015a,b) fueron de alta calidad [Véanse las tablas, los estudios se indican con un (‡)]. Quince de los estudios hicieron referencia a posiciones de estiramiento con carga, ocho de los cuales hicieron que los participantes se estiraran hasta la molestia (McNair y Stanley, 1996; Hayes y Walker, 2007; Curry y cols., 2009; Rancour y cols., 2009; Maluf y cols., 2010; Silveira y cols., 2011; Cipriani y cols., 2009), 2012; Wicke et al., 2014), uno hasta el dolor (Smith et al., 1993), cinco al MSNP (Muir et al., 1999; de Weijer et al., 2003; Youdas et al., 2003; Horsley et al., 2007; Borman et al., 2011), y en el último estudio los participantes estiraron a una intensidad suave (O'sullivan et al., 2009). Un estudio tuvo a los participantes estirando hasta el dolor con el uso de un terapeuta (Apostolopoulos et al., 2015a). La mayoría de los estudios que hacían referencia a la molestia, el dolor y el MSNP presentaron resultados contradictorios en cuanto a si el estiramiento era beneficioso. Sin embargo, es interesante observar que el estiramiento suave con carga (O'sullivan et al., 2009) comparado con los seis estudios restantes de alta calidad, que hicieron referencia a los estiramientos suaves con apoyo (Zakas et al., 2006; Wyon et al.., 2013), hasta la molestia con el uso de un terapeuta (Cristopoliski et al., 2009) o una máquina (Medeiros et al., 1977; Apostolopoulos et al., 2015b), y un MSNP con un terapeuta (Clark et al., 1999), todos indicaron que el estiramiento bajo estas condiciones era beneficioso. El estudio de Apostolopoulos et al. (2015b) que compara varias intensidades de estiramiento basadas en el ROM máximo de un individuo (mROM) concluyó que los estiramientos entre 30 y 60% del mROM (intensidad de estiramiento suave) no causaban inflamación, mientras que un estiramiento de 90% del mROM (dolor) causaba inflamación.

Un estudio que hizo que los bailarines realizaran un estiramiento suave o un estiramiento intenso hasta la molestia en una posición con apoyo; observó que el estiramiento suave con apoyo produjo las mayores ganancias en términos de aumento del ROM activo y pasivo (Wyon et al., 2013). Es probable que la posición de estiramiento suave con apoyo influyera en los componentes elásticos en serie y en paralelo y, por lo tanto, impidiera la activación de un reflejo de estiramiento. Cuando se estira un músculo relajado, el cambio de longitud se comparte entre los componentes elásticos en serie y en paralelo (Buller, 1975). Por el contrario, cuando un músculo se contrae isométricamente, el elemento elástico en paralelo se descarga, mientras que el elemento elástico en serie se estira en una cantidad que depende de la fuerza desarrollada hacia el músculo. La activación del elemento elástico en serie estimula el Órgano Tendinoso de Golgi, ya que éste se encuentra en serie con este componente (Kandel et al., 2000). El aumento de la tensión muscular durante la activación puede ser un sub-producto de un estiramiento con carga junto con un nivel de intensidad percibido como una molestia o dolor. Esto indica la importancia potencial del efecto de la fuerza generada durante los ejercicios de estiramiento, así como la posición adoptada por el participante durante el ejercicio de estiramiento real.

La elongación pasiva del músculo de longitudes cortas a medianas requiere poca aplicación de fuerza. Sin embargo, estirar el músculo a una longitud mayor requiere una gran fuerza (Jespersen, 1950). La fuerza generada durante un solo estiramiento intenso se ha asociado con varios resultados: lesión visible del músculo esquelético (inflamación, degeneración de miofibras y disfunción), adaptación del músculo esquelético (regeneración y crecimiento con ganancias funcionales) y/o mala adaptación (un estado sub-degenerativo o sub-necrótico que generalmente se asocia con bajos niveles de inflamación persistente y pérdida de función) (Cutlip et al., 2009). La intensidad del estiramiento durante un ejercicio de estiramiento se ha descrito como la magnitud de la fuerza, y se ha sugerido que si la fuerza aplicada es excesiva, puede lesionar el tejido, lo que puede resultar en una respuesta inflamatoria (Brand, 1984; McClure et al., 1994). En el estudio realizado por Light et al. se observó que el uso de un estiramiento prolongado de baja carga era superior a un estiramiento breve de alta carga en el tratamiento de contracturas de rodilla en 11 pacientes adultos mayores. Por lo tanto, este estudio puede sugerir que un estiramiento pasivo de baja intensidad sostenido a una longitud constante puede llevar a una relajación del estrés. Según Kubo et al (2001), un estiramiento que se mantiene a una longitud constante influye en la MTU, lo que resulta en una reducción de la rigidez que puede ser responsable del aumento del ROM de la articulación. Por lo tanto, la magnitud de la fuerza aplicada durante el estiramiento puede influir en el ROM agudo y crónico.

Como se ha destacado anteriormente, la respuesta del cuerpo a esta fuerza es activar componentes del sistema inmunológico que, dependiendo de la severidad de la respuesta, pueden resultar en un deterioro significativo (Cuthbertson, 1942). Se ha demostrado que la exposición crónica al desarrollo de fuerzas elevadas crea manifestaciones inflamatorias (Archambault et al., 2001; Stauber y Willems, 2002; Barbe y Barr, 2006). Tal carga mecánica, asociada con el estiramiento excesivo de los sarcómeros más allá de la superposición del miofilamento, crea una interrupción física de las fibras musculoesqueléticas, lo que provoca dolor e inflamación (Gregory et al., 2002). A su vez, las vías locales activadas del tejido dañado intervienen en la inflamación y el daño tisular (Armstrong et al., 1983; Fridén et al., 1986; Geronilla et al., 2003).

Conclusión

Esta revisión sistemática revela que sólo unos pocos de los artículos publicados en esta área de investigación examinaron estudios que abordaban la intensidad del estiramiento, incluso en una variedad de grupos de población. Este componente del estiramiento puede estar relacionado con un aumento de la inflamación en condiciones crónicas cuando el estiramiento se utiliza para tratar afecciones clínicas o para mejorar el ROM del tejido blando y conectivo tanto en entornos terapéuticos como deportivos. Además, debido a la falta de estudios de buena calidad, es difícil establecer conclusiones acerca de los efectos de la intensidad y/o la posición del estiramiento sobre los efectos observados del estiramiento. Se requiere más investigación sobre la aplicación apropiada de la intensidad del estiramiento y el papel crítico que podría desempeñar en la optimización de la salud musculoesquelética. Lo que se necesita es un estudio de alta calidad que tal vez utilice un nuevo paradigma de investigación. Este estudio examinaría la eficiencia de un estiramiento de baja intensidad con apoyo como un medio para aumentar el ROM, sin activar el reflejo de estiramiento, mientras minimiza la inflamación.

Conflicto de Intereses

Los autores declaran que la investigación se llevó a cabo en ausencia de relaciones comerciales o financieras que pudieran interpretarse como un potencial conflicto de intereses.

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Cita Original

Apostolopoulos N , Metsios GS , Flouris AD Koutedakis Y, Wyon MA (2015) The Relevance of Stretch Intensity and Position: A Systematic Review Frontiers in Psychology 1(6) 1128

Cita en Rev Edu Fís

Nikos Apostolopoulos, George S. Metsios, Andreas D. Flouris, Yiannis Koutedakis Matthew A. Wyon (2019). La Importancia de la Posición y la Intensidad del Estiramiento.Una Revisión Sistemática. . (154).https://g-se.com/la-importancia-de-la-posicion-y-la-intensidad-del-estiramiento-una-revision-sistematica-2561-sa-R5ceedefb0dd62

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